martes, junio 09, 2009

¿Cómo votar después del 2001?, por Toni Negrito

A pocos días de la pantomima electoral, resurge la pregunta: ¿Cómo volver a votar después del “Que se vayan todos” del 2001?
¿Cómo no tener la sensación de ir a elegir entre las ofertas del supermercado, puro packaging y cero contenido en donde uno termina optando por el producto “menos malo”? ¿Qué tenemos en común con los candidatos que durante cuatro años van a hablar en nuestro nombre? ¿Qué sabemos de ellos, salvo que vivirán esos cuatro años en Buenos Aires en un departamento de lujo, puro viáticos y viajes, mantenidos por nuestros bolsillos? Hace poco, en un reportaje, el gran Leonard Cohen decía que los “slogans están interfiriendo las ondas”. Toda la campaña parece resumirse en slogans que no dicen nada. No hay plataformas. Hay muletillas, repetidas hasta el hartazgo: “Estoy con el campo”, “Mano dura”, “El cambio seguro”, “Igual que vos”, etc. El sistema representativo se representa a sí mismo en un simulacro infinito. Nos piantan en un afiche a algún bagayo con una sonrisa blanqueada y fotoshopeada para hacer presentable lo impresentable. Nos tiran un slogan en la cabeza mientras nos meten las manos en los bolsillos. La democracia representativa, ni es representativa ni es democracia (un candidato puede llegar a ser presidente con el ¡40%! de los votos... ¿no era que la democracia era el gobierno de la mayoría?).
¿Cómo votar después del “que se vayan todos”? Después de De la Rúa, de Duhalde; después de los asesinatos de Kosteki, Santillán; de Romina Iturain (15 años), de Rosa Paniagua (13 años), estas últimas asesinadas acá en Paraná.
¿Cómo votar si hacerlo es tener que elegir entre el delfín (o la delfina) de un ex-montonero, ex-menemista, ex-kirchnerista, ex lo que venga; entre un neoliberal tardío reivindicado por el tartufo desportillado del campo como “verdadero peronismo”; entre un ladrón comprobado involucrado en las coimas en el Senado en el gobierno de De la Rúa recientemente reciclado como convencional constituyente; entre un sojero que nadie conoce; entre una centro-izquierda que apela a la imagen de Binner para presentar la suya o entre una izquierda que se asume “kirchnerista”? Por no hablar de otras minorías que suman para el gran aglutinamiento de la derecha que se está produciendo a nivel nacional, como el partido fundado por el golpista Seineldín y que suena como un pedo. Déjense de joder. Nadie parece tener memoria. ¿No era que no les creíamos nada? El voto tiene el olor del sueldo pagado a término. Todo parece tener precio, al fin y al cabo. Este 28 se votará con el miedo otra vez. Es la única forma en que el sistema moviliza a la gente para que lo legitime y se crea el cuentito de que es soberano por cuatro años más mientras se cree crítico porque se ríe de las parodias del bufón de la tele (que ¡oh milagro! lleva haciendo sus monerías el mismo tiempo que el neoliberalismo nos viene empujando afuera del sistema). Antes, lo que movilizaba eran las ideas, las convicciones, el estudio, el conocimiento de la historia. Ahora las amenazas, las opciones binarias que no son tales: el manejo esquizofrénico de la información que hacen los medios bancados por la publicidad oficial o por el desvío de fondos que mantienen a operadores que después nos pasan al lado con sus autos 0 km. Ir a votar es legitimar algo que ya está podrido, y que se mantiene en pie porque la inercia de la administración pública y su “lógica” (el trabajo repetido, mecánico, absurdo, sin un fin más que seguir acríticamente para adelante) han contaminado todo el cuerpo de lo social.
Si algún ingenuo creyó que el 2001 nos había enseñado a autoorganizarnos, a ser solidarios, a evidenciar que se puede vivir sin el estado benefactor, a ser autónomos... o que la democracia puede ser verdadera democracia siendo directa (“el pueblo reunido en asamblea o consejo, delibera y toma las decisiones que van a regular la vida en sociedad, de forma horizontal”, gracias Wikipedia)... bueno, este 28, se volverá a enfrentar con la realidad de la cooptación y la prebenda.
¡Que se vayan todos! Definitivamente.

Toni Negrito.