(Franco Ingrasia, Rosario, octubre 2004)
01.
Comencemos por describir al pensamiento crítico tal como lo conocimos. Es decir, a la crítica como subversión.
02.
Hasta hace no demasiado tiempo, nos movíamos en situaciones que considerábamos saturadas de ordenamientos. Nuestra percepción de las
mismas se apoyaba en la idea del predominio de la consistencia sobre la inconsistencia, de la estabilidad sobre la inestabilidad.
03.
Sin embargo, no le concedíamos a esta estabilidad predominante el estatuto de orden natural, sino que nos habíamos entrenado en ver en ella el resultado contingente pero perdurable de las luchas, el producto de un sinnúmero de batallas estratégicas. El poder predominaba. Pero no sin resistencias.
04.
De hecho, la estabilidad nunca podía prescindir de los procedimientos continuos de estabilización. Estas microprácticas de sujeción, que con Foucault aprendimos a llamar disciplinas, eran las que de forma incansable mantenían más o menos estables las articulaciones entre “los cuerpos, los nombres, las tareas y los lugares.” (La expresión es de Rancière.)
(...)
(Texto completo en: http://argentina.indymedia.org/news/2004/10/229889.php)
domingo, octubre 24, 2004
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