"Los espíritus transformadores valoran las crisis porque valoran lo nuevo en la historia, lo que altera su “orden natural” (que es, con asiduidad, el de los conservadores, de aquí que cultiven la lentitud de la paciencia). Esta pasión por lo nuevo define el espíritu rebelde. El espíritu rebelde le debe mucho a la estética del romanticismo. “Sturm und Drang” convoca la turbulencia, la agitación.(...)"
(Fragmento de la nota "Lo que resta de la tempestad", de José Pablo Feinman en el Página de hoy)
domingo, agosto 15, 2004
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